Música y metafísica
Desde Hegel, la mayoría de los estetas románticos hablan del carácter íntimo de la música y la sitúan en la parte más alta de sus clasificaciones del arte. Principalmente porque ésta, desde su cancelación de lo espacial y la abstracción como característica principal, se nos presenta como la expresión de lo más íntimo. La subjetividad abstracta, el arte del ánimo.
Por lo tanto, esta capacidad musical de expresar lo más íntimo del espíritu es la que la dota de una dimensión metafísica a la que aluden y aludirán los principales pensadores del momento, como Schopenhauer, Nietzsche y también Wagner. El primero habla de la concepción metafísica de la música en su obra "El mundo como Voluntad y representación", en la que basándose en Kant, pero también en Platón, nos propone una dualidad existencial, la "Voluntad" y la "Representación".
La Voluntad, que es lo contrario al fenómeno kantiano y que es la Idea misma de Platón es definidia por Schopenhauer como el latir más profundo del ser, la Voluntad de vivir. Último reducto irreductible del mundo fenoménico en el que nos hallamos. Más allá de la racionalidad del fenómeno se encuentra el principio ciego en el que expira toda causa o razón, la Voluntad. La carencia, el anhelo, la aspiración, el deseo incolmable.
La Voluntad, sin embargo, está íntimamente ligada al sufrimiento, por lo que la contemplación estética nos ofrece un gozo y una felicidad en el que el acoso de la Voluntad, nuestro más íntimo ser se adormece. Es decir, como un pensamiento al que aspiraba Kant, el arte, y más concretamente la música, aunque aluden a nuestro más íntimo ser, se emancipa de las cadenas de la Voluntad y el hombre es capaz de apreciar la verdadera y pura naturaleza sin el racionalismo objetivo del mundo fenoménico, pero tampoco sin el subjetivismo de la Voluntad.
Por todo esto Schopenhauer data de tal importancia a la música, pues ella no es la imitación de una idea, son las vibraciones de la esencia misma del mundo, es la Voluntad misma. Así como resultaba para Hegel, la música es el lenguaje del sentimiento y de las pasiones.
Wagner, es otro de los autores que aluden a lo metafísico de la música debido a la gran influencia que Schopenhauer tuvo en el compositor. También alude al mundo griego y de él toma la idea de los teatros, aquellos lugares con una función catártica de quitar las penas individuales y al mismo tiempo integrar una comunidad en su conjunto. Es decir esa idea Schopenhaueriana de alcanzar la felicidad mediante la contemplación estética. Por su parte, la forma en la que Wagner alude a lo más íntimo del ser, es mediante los mitos y las leyendas que de una manera confluyen una comunidad más allá de las variedades individuales. Los mitos son el sustrato último de lo humano e sí, son verdaderos e inagotables.
Finalmente destaca en este camino de la metafísica, la figura de Nietzsche que aceptó como propias la filosofía de Schopenhauer y la música de Wagner en un primer momento para luego alejarse de ellas. Sin embargo siempre seguirá afirmando cómo la actividad metafísica del hombre es el Arte, desde ahí abre un camino claramente crítico con la religión, pues la actividad del hombre, según Nietzsche no es ni debe ser la Moral.
Es el Arte el que justifica la existencia del Universo, no Dios. Por lo que Nietzsche rechaza que la dimensión metafísica de la música y ek arte en general, aquella que da voluntad de poder y afirmación de la vida se encontrase en una música religiosa y nacionalista como la de Wagner, algo totalmente innegable ya en Parsifal. Entonces rompe con la estética wagneriana y schopenhaueriana de forma radical a pesar de que los principio fundamentalmente metafísicos de la música estén ahí y sean un continuo durante toda la época romántica.
Por lo tanto, esta capacidad musical de expresar lo más íntimo del espíritu es la que la dota de una dimensión metafísica a la que aluden y aludirán los principales pensadores del momento, como Schopenhauer, Nietzsche y también Wagner. El primero habla de la concepción metafísica de la música en su obra "El mundo como Voluntad y representación", en la que basándose en Kant, pero también en Platón, nos propone una dualidad existencial, la "Voluntad" y la "Representación".
La Voluntad, que es lo contrario al fenómeno kantiano y que es la Idea misma de Platón es definidia por Schopenhauer como el latir más profundo del ser, la Voluntad de vivir. Último reducto irreductible del mundo fenoménico en el que nos hallamos. Más allá de la racionalidad del fenómeno se encuentra el principio ciego en el que expira toda causa o razón, la Voluntad. La carencia, el anhelo, la aspiración, el deseo incolmable.
La Voluntad, sin embargo, está íntimamente ligada al sufrimiento, por lo que la contemplación estética nos ofrece un gozo y una felicidad en el que el acoso de la Voluntad, nuestro más íntimo ser se adormece. Es decir, como un pensamiento al que aspiraba Kant, el arte, y más concretamente la música, aunque aluden a nuestro más íntimo ser, se emancipa de las cadenas de la Voluntad y el hombre es capaz de apreciar la verdadera y pura naturaleza sin el racionalismo objetivo del mundo fenoménico, pero tampoco sin el subjetivismo de la Voluntad.
Por todo esto Schopenhauer data de tal importancia a la música, pues ella no es la imitación de una idea, son las vibraciones de la esencia misma del mundo, es la Voluntad misma. Así como resultaba para Hegel, la música es el lenguaje del sentimiento y de las pasiones.
Wagner, es otro de los autores que aluden a lo metafísico de la música debido a la gran influencia que Schopenhauer tuvo en el compositor. También alude al mundo griego y de él toma la idea de los teatros, aquellos lugares con una función catártica de quitar las penas individuales y al mismo tiempo integrar una comunidad en su conjunto. Es decir esa idea Schopenhaueriana de alcanzar la felicidad mediante la contemplación estética. Por su parte, la forma en la que Wagner alude a lo más íntimo del ser, es mediante los mitos y las leyendas que de una manera confluyen una comunidad más allá de las variedades individuales. Los mitos son el sustrato último de lo humano e sí, son verdaderos e inagotables.
Finalmente destaca en este camino de la metafísica, la figura de Nietzsche que aceptó como propias la filosofía de Schopenhauer y la música de Wagner en un primer momento para luego alejarse de ellas. Sin embargo siempre seguirá afirmando cómo la actividad metafísica del hombre es el Arte, desde ahí abre un camino claramente crítico con la religión, pues la actividad del hombre, según Nietzsche no es ni debe ser la Moral.
Es el Arte el que justifica la existencia del Universo, no Dios. Por lo que Nietzsche rechaza que la dimensión metafísica de la música y ek arte en general, aquella que da voluntad de poder y afirmación de la vida se encontrase en una música religiosa y nacionalista como la de Wagner, algo totalmente innegable ya en Parsifal. Entonces rompe con la estética wagneriana y schopenhaueriana de forma radical a pesar de que los principio fundamentalmente metafísicos de la música estén ahí y sean un continuo durante toda la época romántica.
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