Hedonismo, sensualismo y música

"Pues yo por mi parte no puedo concebir el bien excluyendo los placeres que se obtienen por medio del gusto, excluyendo los que se obtienen por medio del amor, excluyendo los que se obtienen por medio de la audición y excluyendo los movimientos que se obtienen por medio de una forma agradable a la vista" Epicuro, Ateneo, XII, 546 e.

Este texto pertenece a Epicuro, fundador de la escuela del epicureísmo o escuela hedonista que desarrolló una filosofía materialista, mecanicista y sensualista que basaba todo en el placer.

Los textos estéticos de esta escuela son escasos ya que al seguir un pensamiento materialista del mundo se le daba poca importancia a la belleza espiritual, en clara oposición a las ideas platónicas o de los peripatéticos aristotélicos.

Sin embargo es curioso como el texto de Epicuro se opone a esta idea fundamental ya que afirma que no puede concebir el bien excluyendo el placer obtenido por la audición y la vista, es decir, Epicuro como el resto de los filósofos de su tiempo, acaba cayendo en la idea a la que todo el mundo aspira, el bien o la felicidad.

Efectivamente la audición y la vista son sentidos que nos conectan con el mundo físico y material y nos hacen conocerlo mejor. Sin embargo, gracias a ellos y conjugados con la inteligencia de hombre, somos capaces de encontrar la belleza en ello.

Con el oído podremos oír una conversación que dicha en nuestro idioma conocido será entendida y nos trasmitirá una información clara y concisa. Al mismo tiempo dicho oído nos permitirá oír música que con un mayor o menor grado de conocimiento nos trasmitirá una información a la que el oyente dará forma y definirá como bella.

Con dicho sentido y dicha información alcanzaremos un estado de placer que es aquello que buscaban en última instancia los epicureístas, a pesar de su opinión tan denostada de la música y del arte en general frente a la que mostraron una postura negativa.

En otra de sus contradicciones establecen una relación entre la belleza y el placer, para luego afirmar que la belleza no se halla entre las necesidades imprescindibles del hombre mientras que el placer es siempre su máxima, su continuo.

Porque, hoy en día, a pesar de vivir en una sociedad más epicureísta que nunca con un culto total al materialismo, sensualismo y hedonismo con el objetivo siempre puesto en la búsqueda de la felicidad, la música es un continuo que se da en nuestra vida cotidiana que nos aporta un alto grado de placer.

Efectivamente siguiendo las ideas hedonistas, actualmente, la música al no ser un objeto medible en cuanto a que las ideas del gusto o la belleza son subjetivas, no se tiene en tanta consideración como las ciencias, pero todo el mundo escucha música y eso le reporta deleite.

Por ello, es curioso cómo las contradicciones de los epicureístas se siguen manteniendo en la actualidad, estamos en una sociedad en la que tendemos a establecer escalas de valores definiendo lo que es más necesario o más útil frente a lo que nos aporta un mayor bienestar o una mayor satisfacción.

Y es aún más curioso cómo seguimos en ese camino de la racionalización extrema que tantos problemas ha creado en el pasado, en lugar de apostar por una sociedad en la que habilidades como la empatía, la sensibilidad, el placer y el arte, ideas esencialmente hedonistas a pesar de parecer lo contrario, imperen.

Nietzsche, que también basó su filosofía en una gran negación, afirmó sin embargo que "Sin la música la vida sería un error" y es que, ¿la música y el arte en general no nos llevan a un estado placentero o sensualista, construyendo una utopía en la que se apuesta por una humanización de la sociedad actual?

Porque, ¿no aspiramos, en esa idea renacentista del Carpe Diem, a vivir una vida placentera, gozosa y llena de deleites, que se alcanza, entre otras muchas cosas con la música?

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